Me negaba a comer cordero por Navidad y, como seguíamos los cuatro y había cabida para la improvisación, me he sacado tres platos de la manga con unas colas de merluza que teníamos congeladas. Como no eran frescas -ohhhhhh- y comerlas rebozadas tal cual no son santo de mi devoción, mi cabeza ha hecho un click y he pensado en aprovecharlas de otra manera. Es lo malo de habernos quedado en Madrid a última hora, pero hemos salido bien del paso.
Para empezar he sacado unos filetes, con lo cual las espinas han ido directas a una cacerola para hacer un caldo junto con un tomate y medio, dos zanahorias, una cebolla, unos champiñones, perejil, orégano -porque se me ha ido la mano, pero después ha sido un acierto- y unas ramitas de cilantro que me habían sobrado del "guacamole" de ayer.
Ha estado hirviendo unos 40-45 minutos mientras los filetes de las colas de merluza han quedado macerando en zumo de naranja natural.
Cuando el caldo estaba listo, lo he colado y con ello he preparado un consomé de pasta vegetal, el cual lo hemos tomado de primero y nos ha revitalizado cuerpo y alma.
Las verduras del caldo las he pasado por la trituradora y lo he puesto a reducir al fuego colando el puré previamente. Después me han servido como salsa de acompañamiento del plato.
Los filetes de merluza los he salpimentado y los he pasado por harina para freir con aceite bien caliente y así conseguir una textura crujiente.
Como veis, tres preparaciones con un ingrediente como base, las colas de merluza. Es la primera vez que hacía algo así y he quedado muy satisfecha. Os animo a aprovechar al máximo los ingredientes cuando hagáis algún plato, vuestro paladar y vuestro bolsillo os lo agradecerán. ¡Feliz día de Navidad!
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